Carina es escritora y periodista. Creadora del Blog que luego se transformó en libro «Volver a empezar».
Además, en el diario La Nación, nos cuenta en “Destinos Inesperados”, historias de Argentinos que viven en otros países, su día a día, el choque cultural de vivir en el exterior.
También tiene un espacio llamado «Grandes Esperanzas», donde podemos disfrutar de historias de resiliencia.
Hoy nos abre su corazón, su mundo, su intimidad, su música y su vida para que la conzocamos.

Esta es la 2da parte de la charla (Mañana sale la 3ra!)
Los invito a descubrirla!

• Cuándo tomaste la decisión de volver a Buenos Aires? Él aceptó que la relación no funcionaba?

Tomé la decisión de manera interna y muy drástica. Veníamos a Buenos Aires de vacaciones, habíamos alquilado un lugar. Él se vino una semana antes y yo mientras miraba “Jane Eyre” por Netflix, es como que me hizo un click y dije “Cuando vaya a Buenos Aires me voy a quedar y no voy a volver más a Río Grande”. Volví para buscar las cosas solamente.
Entonces hice la valija un poco más grande con lo que pude. Agarré a mi gata, Simona, la puse en su canil y no hice ningún plan para que alguien la cuide, sino que me la llevé conmigo.
Llegué a Buenos Aires tarde a la noche y a la mañana en el desayuno, le dije que “No iba más”.
Él, como que no caía.
En general, las decisiones son procesos internos, al menos en las mujeres, los hombres funcionan un poco distinto. Más allá de que habíamos hablado mil veces de que tal vez no iba más. Las mujeres tendemos a tratar de probar e insistir, insistir, pero cuando haces el click y decís ya “Que no va más”, ya no hay vuelta atrás, no es un ida y vuelta. Cuando realmente decís, no en una conversación sino cuando te sentas y decís, bueno, tomé la decisión de que chau. Con firmeza y listo. 
Y ahí empezó otra etapa de la vida.

• Tuviste la contención de tu familia y/o amigas mientras atravesabas esos momentos? Te sentiste muy sola estando en el sur? Habías hecho amistades allá?

Nunca me sentí sola, siempre tuve conexión con mi familia, con mis amigos, incluso atravesando  los momentos en el sur.  Más allá de que no estaban muy al tanto, porque yo soy muy para adentro. No hago un proceso ni tomo decisiones con otros, en equipo. Soy muy reservada y hago mis propios procesos, pero aún así, en la vida y en general, siempre estuve en contacto intenso con mis amigas y familia.
Hacía Skype con amigas, con una copa de vino nos cagábamos de risa.
Hice amistades, es complejo, también tengo un texto sobre eso, porque Río Grande es un lugar especial, donde la gente es muy cerrada y el clima no ayuda. Fue un desafío, pero se pudo.

• Cuando llegaste a Buenos Aires, cuáles fueron tus primeras sensaciones?
  Lloraste mucho? Te costó aceptar el fracaso del proyecto familiar que soñabas?
  Como hiciste para ir superándolo?

Las primeras sensaciones fueron muchas. Si lloré mucho, pero no por él ni por lo nuestro porque yo ya no estaba enamorada. Lloré por frustración.
Me sentía básicamente con mucha culpa por mí, por haber sido tan tonta.
No me podía perdonar haber sido tan ciega, insistir. Poner tanta energía y tiempo en un lugar que no valía la pena. Es una sensación muy típica.
Generalmente nos cuesta cerrar o terminar relaciones porque queremos creer que no estamos perdiendo el tiempo y que estamos eligiendo lo correcto. Entonces, terminar algo, es poner sobre la mesa el hecho de que hubo mucho tiempo invertido ahí, que quizás,  no estuvo bien puesto.
Al ser humano le cuesta admitirlo y puede pasarse una vida entera, pasando todos los días de su vida justificando. Manteniendo un lugar que en el fondo no le pertenece, para no sentirse un idiota, se justifica, se miente a sí mismo.
Por suerte, empecé a dar vuelta el tablero y entender que era un éxito lo que había hecho.

Terminar el matrimonio no fue un fracaso, fue un éxito. Fracaso hubiera sido quedarse.
Lo sentí un éxito, porque aparte tengo un concepto de la familia donde los hijos, si vienen hijos, tienen que ser por amor, sino me parece absolutamente egoísta. Llenar necesidades, no es un buen costo para los hijos,  o sea, no son utilidades. Son seres humanos y el mundo es bastante complicado como para traerlos al mundo y sumarles más problemas.
La aceptación había venido mucho antes y lo superé escribiendo, desplegando las alas.
Escribiendo muchísimo, a partir de ahí, empezó una etapa cada vez mejor en cuanto a mi vuelo literario y de escritura. Y con amistades muy muy sólidas. Familia, mis hermanas, yo tengo 2 hermanas, tengo un hermano que vive afuera, otra en Nueva Zelanda. Pero mis 2 hermanas mujeres fueron un sostén increíble. Así como mi gata que siempre me acompañó en todas las aventuras y este año cumple 17 años y es una “piba” que anda conmigo a todos lados.

• Viniste con un proyecto armado o empezaste de cero en todo?

Laboralmente no tuve que empezar de cero porque seguía trabajando para la editorial y simplemente volví a la modalidad anterior con más flexibilidad, porque ya habíamos probado el trabajo remoto.
Lo que yo había empezado en Tierra del Fuego, esto es importante, porque esto es lo que realmente me cambió la vida, mi hermana Sofía se había ido a vivir a Sudáfrica por un tiempo y para mantenernos en contacto, nos prometimos que todos los días, nos íbamos a escribir a través de un blog nuestro. Entonces eran cartas. Yo le escribía a ella sobre mis emociones desde Tierra del Fuego y ella me escribía de sus emociones desde Sudáfrica.
Imaginate que un día escribía una, otro día otra y armamos un blog que le pusimos “Nacionalidad Planeta Tierra, 7000 Kilómetros no es nada”.
Cuando llegué miraba nuestro blog y decía, esto es tan fantástico, que escribí a un mail a la Revista Oh La Lá que tenía blogs y mandé la propuesta. Y dije, como mi hermana seguía en Sudáfrica, seguirlo yo desde Buenos Aires, pero transformarlo en algo con más visibilidad.

Porque me parecía que podía ayudar a tanta gente y conectar emociones, empatizar, sentirse identificados. Las personas que andan por el mundo y necesitan y quieren mantener sus lazos . Y me contestaron a las 4 horas!!! Me acuerdo, fue impresionante. Yo no entré al diario por ningún contacto, nada, entré así, o sea, mandándome. Así, tirando un mail al vacío, pensando que jamás iba a ser contestado. Y a las 4 horas me contestaron y me pidieron una reunión para el día siguiente.
Yo no le había dicho nada a mi hermana, porque pensé que era una cañita al aire. Y me quería matar, primero porque ella es muy tímida, pero después resultó fantástico.

• Hay una historia que me encantaría que nos detalles.
  Antes de casarte frecuentabas un bar con una amiga.
  Ahí solías ver a un chico que apenas cruzaste palabras y que había cierta atracción. Pero nunca se concretó nada.
  Muchos años después, cuando volviste de tu experiencia en el sur, ya divorciada, fuiste un día a ese mismo bar y estaba ese chico???
  Qué pasó???

 Hace muchos años sí, después cada tanto volví a este mismo bar, también casada.
Pero antes de casarme iba siempre a un barcito que era como la extensión. Esos lugares que van los amigos del barrio. Y siempre me cruzaba con un chico, de vista. Y cuando vas seguido, te ves, nos saludábamos, pero nada. Simplemente un saludo.
Una vuelta, antes de que conociera a mi ex,  el bar hizo una fiesta de fin de año y me acuerdo que se acercó y me dijo al oído “Yo con vos me casaría” y nada más. Eso fue lo único.

Estuve muchos años sola luego del divorcio.  No entra en mi forma de ser, llenar un espacio con otro, porque no me gusta llenar espacios, de hecho disfruto mucho de la soledad desde chica. Por lo cual mi soledad tiene un valor muy alto y para ocuparla tiene que estar bien ocupada, no soy enamoradiza.

Una vez que me separé, pasados 3 años de estar divorciada y de que volví de Tierra del Fuego, era enero y nos fuimos a un lugar con una amiga a brindar por el año nuevo. Llovía a cántaros y se cortó la luz en ese lugar. Entonces dijimos, tenemos que cambiar de lugar y nos fuimos a este barcito de antaño.
Y ahí me lo crucé y tuvimos una conversación, “Que haces? Cómo estás?”.
Entonces él me cuenta, “tuve 2 hijas, me separé hace poco” y yo le digo “Yo me casé y me separé”  y de pronto es como que surgió una charla y me dice “Dónde estás viviendo?”, le digo “Por acá cerca, en San Isidro” y él me dice “yo también me voy a mudar cerca por acá”, le pregunto dónde y me pasa la dirección y era….en el edificio de al lado!
Íbamos a ser vecinos! Increíble! Jaja.
Le dije “Bueno, cuando necesites una tacita de azúcar, pregúntame” y ahí intercambiamos números. Un mes más tarde, medio en broma me la pidió y ahí comenzamos como una amistad y después….nos volvimos inseparables.

Esta es la 2da parte de la charla (Mañana sale la 3ra!)…No se la pierdan!

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